MONOLOGO DE GOLF
El otro día estaba viendo un campeonato de Golf en la televisión y escuché una frase curiosa_ El Golf es un deporte de caballeros. Y sin darme cuenta me vi pensando en mi vecino Arturo, creo que el juega al golf, se lo pregunté a mi mujer y me lo confirmó, lo cual me hizo dudar seriamente de esa afirmación.
Así que me dispuse a descubrirlo quedando con él para ver en primera persona en que consistía esto de la caballerosidad y del Golf.
Descubrí que a todos les duele algo cuando juegan un campeonato, ¿Cómo puede hacer deporte gente con tantas dolencias? En el hoyo uno tenia la sensación de estar a las 8 de la mañana en la sala de espera de un ambulatorio, en ese momento en que todos los ancianitos cuentan sus males como si de una competición se tratara para ver cual de ellos está más enfermito.
Mi vecino se quejaba del estomago, de no haber dormido bien, pero minutos antes y ante mis narices, se metía entre pecho y espalda una tostado con jamón serrano, aceitito y tomate, mientras le preparaban dos bocatas y dos frutas para la jornada.
El otro se quejaba de insomnio, no había dormido en toda la noche, el tercero en discordia se ponía la mano derecha hasta arriba de esparadrapo, que digo yo ¿como se puede jugar con los dedos casi escayolados? El cuarto se quejaba de un fuerte dolor en la espalda _ no se como jugaré _decía.
Lo siguiente que me llamó poderosamente la atención fueron los zapatos de golf, aunque después de ver lo que hacían con el palo lo comprendí algo mejor.
Los zapatos me recordaron las pelis de Fred Astaire y Ginger Rogers, realmente ese subir y bajar el palo sin darle a la bola girando sobre ellos mismos y luego, antes de darle, hacer movimientos de arriba abajo como si botasen….. Ese mirar y remira hacia el infinito en un movimiento dulce y acompasado de cabeza sumido en un profundo ensueño…..realmente parecen bailarines. Por un momento cerré los ojos y tuve que aguantar la risa porque me los imaginé con un tutu puesto.
Todo fue bien hasta que yo, al parecer imprudentemente, le dije a uno de ellos que se le había caído una bola, madre mía¡¡¡ de caballeros nada, escuche toda clase de palabrotas y con un volumen impresiónate, hasta los del ambulatorio lo escucharon, había echo trampas y yo que miré hacia donde no debía, lo vi.
No me quedó más remedio que decir que lo mismo me había, quizás, equivocado, no fuese que acabáramos todos al final magullados, más después de ver el armamento que llevan en esas bolsas.
¿De donde se sacaron esa frase de lo de caballeros? Al menos dos de ellos no habían escuchado nunca esa expresión. Las trampas son algo divertido, yo creía que eran cosas de niños, pero de mayor engañarse a uno mismo…..
Entre los males y las trampas, no me quedaba muy claro que esto fuera un buen deporte o divertido, al parecer provoca todo tipo de dolencias y enfermedades y a algunos le provoca mal carácter. Menos mal que luego todo se suavizó y la partida fue más agradable, hasta nos reímos con los chistes de uno de ellos, el escayolado, tío simpático y sencillo. Yo que pensaba que a esto sólo jugaban la gente de mucho dinero, descubrí que juegan personas de todos los niveles, en todos los sentidos.
Tengo más cosas que contar de esa experiencia, pero ya es tarde y os la contaré en otro momento. Lo que pasó en el hoyo 19 y en los vestuarios, sobre como se escapan para jugar, las mentirijillas que se cuentan, lo contentos que están algunos con el invento del móvil, etc. Si os apetece.
Con cariño, Concha.
¡Qué divertido y qué verosímil! Me he reído muchísimo imaginando lo que describes en tu monólogo. Lo cierto es que todos nos excusamos un poco antes de competir, supongo que para reducir la presión. Y lo de las trampas es buenísimo. ¡Si somos mucho más tramposos como adultos que como niños! Espero que publiques pronto la continuación, porque me muero de ganas por leerla. Un saludo!!
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